SISTEMAS DE VENTILACIÓN (I) – COVID-19 (2)

Según la OMS el crecimiento de la epidemia del COVID-19 en España los tiene desconcertados. Aunque insuficientes, consideran que las medidas sanitarias adoptadas por las administraciones deberían haber contenido la epidemia en unos niveles inferiores a los que muestran los datos. Temen desconocer algún aspecto fundamental, clave en la propagación del virus.

Una hipótesis plausible, razonable es considerar que se propaga principalmente por el aire (aerosoles). Si fuese así, sería capital determinar que cantidad, que proporción, porcentaje de virus hay en un metro cúbico de aire. Directamente hoy en día no se puede saber este dato, pero INDIRECTAMENTE sí.

En los locales donde se realiza una alta actividad metabólica (gimnasios, salas de baile, etc.) para determinar la calidad del aire se emplean detectores de CO2. El CO2 es un gas que espiramos las personas al respirar. Si el detector detecta unos niveles altos de CO2 (ppm: partes por millón) en un espacio se deberá a: una alta concentración de personas en un espacio reducido o bien que las personas que ocupan ese espacio lo hacen con gran actividad metabólica.

Si un espacio, un local tiene una alta concentración de CO2 es un espacio contaminado, insuficientemente ventilado. Como la contaminación la han producido las personas al espirar el aire de sus pulmones, si alguna o varias de estas personas están infectadas habrán contaminado también de coronavirus ese espacio, ese local. En consecuencia, un local con un índice alto de CO2 es potencialmente un lugar peligroso, potencialmente contaminado con el virus.

La medición continua del CO2 en el aire de un espacio o local es una medida preventiva eficaz para determinar su calidad, de conocer si potencialmente puede o no estar contaminado con el COVID-19. La detección de CO2 se puede llevar a cabo con equipos portátiles o fijos; pudiendo estos últimos activar una alarma o alerta y regular el sistema de climatización / ventilación.